La relación calidad precio es quizá con lo que menos de acuerdo puedo estar, pero sin duda la decoración se merece un 10 por su originalidad, el servicio también muy bueno y la calidad de los platos y, sobre todo, de los quesos, excelente.
Para acompañar la comida elegimos un vino dulce de Sauterne, un francés realmente impresionante y altamente recomendable para las tablas de quesos. Y eso que la carta de vinos era más que amplia, pero lo teníamos claro: queríamos el mejor vino dulce que hemos probado nunca...y bien fresquito ;)
La tabla venía acompañada de nueces y mermelada de higos. Por cierto, nos encantó el cuchillo especial para quesos del Poncelet Cheese Bar, muy curioso y bastante útil.
También pedimos unas croquetas, de queso claro, para completar la comida. Y, aunque no pudimos porque estábamos llenos, nos habría encantado probar para el postre la cheesecake, que tenía muy buena pinta, o uno de sus helados de queso, que seguro que estaban muy buenos. Para la próxima vez seguro que probamos ;)
Por cierto, que la salsa de gorgonzola al final, con tanta emoción, se me olvidó comprarla... Tendré que volver, ¡seguro!
@Nata297
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