Es algo que no se puede describir. Es algo que hay que vivir y descubrir por uno mismo.
Completamente recomendable aislarse una de estas tardes caóticas de Reyes Magos y perderse por las calles de este barrio plagado de galerías de arte, comercios familiares, tiendas vintage y cafeterías increíblemente acogedoras.
Es inevitable enamorarse de su ambiente, de su gente y de su encanto. Las calles te atrapan y cada vez que paseas por ellas sonríes al descubrir una cosa nueva.
Sólo daré un par de apuntes, a ver si los encontráis y por el camino conocéis otros:
- MATILDA: una cafetería recién abierta en la que puedes merendar un colacao auténtico y una magdalena de chocolate. El detalle: Benito, un perro único que se cuela por debajo de las mesas y te hace pasar un rato de lo más agradable.
- VALENTÍN DEL BARRIO: un comercio familiar en el que se respira artesanía de calidad. Carteras, maletines, cuadernos... de piel en colores alegres y un encargado ídem.
En definitiva...una serie de calles únicas que todo buen madrileño debería frecuentar y dejarse llevar...
* Y de forma paralela...un paréntesis gastronómico en otro barrio con encanto, el de Las Salesas: KRACHAI, un restaurante tailandés para los amantes de lo minimalista en decoración y lo oriental en el paladar. Está en la calle Fernando VI nº 11, de Madrid.
Y felices Reyes Mágicos.
Una crónica que sale del corazón y en primera persona.
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